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Crear perspectivas para los refugiados

En Marruecos

Marruecos es un importante país de tránsito para los refugiados africanos que se dirigen a Europa. Muchos no consiguen hacer realidad su sueño de llegar a una Europa segura. Como el regreso a casa no es una alternativa, los refugiados permanecen atrapados permanentemente en Marruecos. Es complicado solicitar la residencia permanente y obtener oportunidades de trabajo, ya que el gobierno pone trabas. Sin perspectivas de obtener ingresos, la mayoría de los refugiados viven en una gran pobreza. Además, suelen ser rechazados por la población local. Están expuestos diariamente a la violencia y la hostilidad racista. Las deportaciones y detenciones dan lugar regularmente a graves violaciones de los derechos humanos.

Gran parte de los refugiados se concentran en la capital, Rabat. En el distrito de Yacoub el Mansour, un número especialmente elevado de inmigrantes convive con grupos igualmente desfavorecidos de la población marroquí. Dos tercios de los habitantes de este barrio densamente poblado son menores de 25 años. El desempleo, la violencia y el consumo de drogas forman parte de la vida cotidiana. Debido a la posición desfavorecida de la mujer en Marruecos, las refugiadas se ven especialmente afectadas por la pobreza. Para muchos, la supervivencia solo es posible mediante la prostitución o la mendicidad.

EIRENE colabora en Rabat con la Fondation Occident Orient (Fundación Oriente-Occidente), que gestiona centros de educación y encuentro para refugiados y marroquíes desfavorecidos en Yacoub el Mansour y otras cinco ciudades de Marruecos. El objetivo de EIRENE es crear perspectivas para los refugiados en Marruecos y, al mismo tiempo, fomentar el respeto mutuo entre refugiados y marroquíes y prevenir la discriminación.

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